¿Alguna vez has sentido enormes deseos de regresar con una persona después de haber terminado una relación amorosa, con ganas de perdonar y olvidar todo para poder regresar a esos momentos felices, pero de pronto, te detiene la razón?
Es una ironía del amor el hecho de que nunca amamos o deseamos más a una persona que cuando ya no está con nosotros. Tantas películas, canciones y poemas han descrito estas situaciones a lo largo de la historia.
Pero ¿Por qué sucede de esta manera?
Una de las piedras angulares de la teoría psicoanalítica es la metáfora del complejo de Edipo, en la cual se señala la etapa en la que se estructura psicológicamente el infante, así como sus vivencias y aprendizajes particulares en donde se instaurará la vida inconsciente del sujeto. Una parte fundamental de esta etapa infantil, señala que como sujetos deseantes, nos encontraremos estructurados dentro de la FALTA ¿A qué se refiere esto? Este hecho se refiere a que el infante solo aprende a desear cuando se le priva de ese amor que se le dio por el simple hecho de existir, pues si nunca sintiéramos la carencia de ese amor, nunca aprenderíamos a desearlo.
Actualmente, las neurociencias coinciden con estas ideas, pues diversos estudios mencionan que, una vez desaparecida la relación de amor, se intensifica la actividad de circuitos cerebrales para producir intensos deseos compulsivos de volver con aquella persona amada, de desear nuevamente los buenos momentos.
El enfrentar la ruptura de una relación es uno de los máximos estresores que puede experimentar una persona en su vida, pues es una situación en la que nos tenemos que enfrentar contra el deseo, llevando todas las de perder, además de tener que enfrentarnos a la adaptación de una nueva realidad sin esa persona. En la mayoría de los casos nos puede parecer más cómodo regresar a refugiarnos en aquellos momentos felices con aquella persona amada.
Debido a la alta dificultad que significa la pérdida de una persona, muchas relaciones enfrentan varias separaciones y reconciliaciones durante periodos de tiempo, sin ser fácil llegar a la "definitiva". Pero, muchas veces, son esas separaciones las que permiten darse cuenta de cuanto en realidad se ama y se desea estar con esa persona, algo que probablemente ya no se sentía cuando se estaba con ella/él.
La ruptura de una relación de pareja es una situación de alto nivel de complejidad en la vida del ser humano, por lo que merece ser una decisión tomada por las dos partes de la relación de manera reflexionada y consciente, pues lo que sigue después de la separación será muy duro de enfrentar, esperando que el futuro pueda compensar esa decisión con un mejor destino.



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